Hoy es el Día Internacional del Patrimonio Mundial y una oportunidad para hablar de la Torre Eiffel, un edificio arriesgado y vanguardista en su momento, exponente de la modernidad de 1989, año en que fue terminada para la Exposición Universal de Paris.
Y cómo no, para hacerlo a través de la excelente película de Jacques Tati, Playtime, estrenada en 1968, cuyo protagonista es Monsieur Hulot, del que toma su nombre nuestro estudio de arquitectura.
Hay una escena maravillosa en la película en la que Barbara Dennek, que interpreta el papel de una turista norteamericana, está de espaldas abriendo una puerta de vidrio para entrar en un edificio y al girarla se refleja la Torre Eiffel. Con la puerta semiabierta y Torre reflejada en ella, Barbara se vuelve y mira hacia la cámara.
Así, con este reflejo en la puerta, Tati hace un guiño a la antigua modernidad enmarcándola en la nueva.
La Torre Eiffel había sido declarada oficialmente monumento histórico por el Ministerio de Asuntos Culturales apenas cinco años antes, en 1964.
Su construcción no estuvo exenta de polémica ya que fue considerada de mal gusto y antiestética por un cierto sector del mundo del arte y de la arquitectura franceses. Si se salvó de la demolición, fue por su utilidad militar para las transmisiones de radio en los años posteriores a su construcción.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
