Hoy se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental con el objetivo de sensibilizar a las personas sobre la necesidad de hacer compatible el desarrollo humano con la conservación del planeta.
En este sentido aparece el concepto de sostenibilidad como una característica del desarrollo que asegura las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de futuras generaciones. Uno de los aspectos en los que se concreta la sostenibilidad en arquitectura es la utilización de técnicas y materiales respetuosos con el medio ambiente durante el proceso de construcción.
El Reglamento Europeo 305/2011 de Productos de Construcción define como producto de construcción, cualquier producto o kit incorporado de forma permanente en las obras de construcción (o partes de las mismas) y cuyas prestaciones influyan en los requisitos básicos de las obras. Según el profesor Francisco Julio Arenas Cabello (Los materiales de construcción y el medio ambiente. Revista electrónica de derecho ambiental, ISSN-e 1576-3196, Nº. 17, 2008), “los materiales con menor impacto ambiental, para su empleo en la Edificación, deben incorporar criterios de sostenibilidad ambiental, como alta eficiencia energética, durabilidad, capacidad de recuperación, recursos renovables, empleo de tecnología limpia y valorización de residuos. Si bien no existe una metodología aceptada universalmente que cuantifique los múltiples y variados criterios existentes, cabe la posibilidad del empleo de otra metodología como la del Análisis del Ciclo de Vida”.
El Análisis de Ciclo de Vida es una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales asociados a un producto durante todas las etapas de su vida, cuales son:
– la adquisición de materias primas;
– el diseño del producto;
– su proceso y fabricación;
– su distribución y transporte;
– su uso, reutilización y mantenimiento;
– su reciclaje; y
– la gestión de los residuos.
Entonces ¿qué características debe de reunir un material para ser considerado de bajo impacto ambiental? Para ser considerados de bajo impacto, los materiales deben provenir de fuentes abundantes, renovables y cercanas al lugar de la obra. También son de bajo impacto los que contienen un porcentaje significativo de material reciclado. Igualmente, los que pueden ser puestos en valor, es decir, que tras cumplir su ciclo de utilización pueden atravesar procesos de reciclado, reutilización o recuperación. También son de bajo impacto los materiales de bajas emisiones, es decir, los que no tienen concentraciones de productos químicos contaminantes que puedan dañar la calidad del aire, la salud humana, la productividad y el medioambiente.
Por último, son de bajo impacto ambiental, los materiales de baja energía incorporada, desde su extracción, transporte, manufactura y uso, hasta su fin de vida.
