Hulot es el nombre del personaje principal de una película, “Mon oncle”.
Tomar su nombre prestado no es algo gratuito, nos sentimos totalmente identificados con la forma de ver la vida de este personaje.
Es el conector entre la vida real y la vida sofisticada, entre el barrio vivido y la mansión hostil. Todos los días recorre el mismo camino para pasar de un mundo al otro cuando va a buscar a su sobrino y no siempre entiende lo que sucede al otro lado.
Tatí, el director de la película, amante de lo hermoso, detractor de lo inútil, nos hace reflexionar sobre la verdadera misión de la arquitectura.
Para nosotros el secreto está en saber cómo recorrer ese camino.
Por eso nos llamamos Hulot.
Por eso el camino es nuestro icono.

Somos dos apasionados de los pequeños detalles y del trabajo bien hecho. Tenemos predilección por los espacios que transmiten sensaciones, que invitan a ser vividos. Es más, tenemos la firme creencia de que el diseño y la creatividad no son dos conceptos peleados con un presupuesto limitado. No perdemos de vista que una construcción, de cualquier tipo, es una inversión importante y por eso nos implicamos para conseguir que hasta el último detalle se ajuste a las expectativas de nuestros clientes.

Somos un estudio de arquitectura que sabe cómo recorrer el camino entre lo cotidiano y la sofisticación.
Creemos en el entendimiento como fin y en la empatía como arma, en hablar el mismo idioma que nuestros clientes.
Creemos en el diseño inclusivo y accesible a cualquier bolsillo.
Creemos en la arquitectura que soluciona problemas, no en la pura exhibición.
Creemos en espacios que invitan a ser vividos.
Creemos en la estética al servicio de un fin, en que algo puede ser creativo, bonito y funcional.
Creemos en la construcción desde el respeto por el entorno, la sostenibilidad y la integración.
Creemos en el equipo, en muchas cabezas trabajando para llegar a la mejor solución.