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38 aniversario del fallecimiento de Jacques Tati

Hoy es el 38 aniversario del fallecimiento de Jacques Tati (Le Pecq, 9 de octubre de 1907 – París, 4 de noviembre de 1982) y una oportunidad para hablar sobre las formas de habitar recordando su película Playtime, que se rodó entre 1964 y 1967. Al protagonista de esta película, Monsieur Hulot, del que toma el nombre nuestro estudio de arquitectura, y que tiene muchas características de los personajes del cine mudo, lo podemos observar interactuando con edificios, objetos y personas de formas muy cómicas.

Para el rodaje se construyó Tativille, un set de filmación basado en los modernos edificios y entornos urbanos que el director y sus colaboradores pudieron observar unos años antes durante los viajes promocionales de su película Mon Oncle por Europa y América. La construcción de Tativille, que ocupaba una superficie de más de 15.000 metros cuadrados, se llevó a cabo con unos 100 trabajadores durante 5 meses. Tativille tenía su propia central eléctrica y carretera de acceso, e incluso el edificio número uno tenía su propia escalera mecánica en funcionamiento.

Concebida por Jacques Tati y diseñada por Eugene Roman, Tativille estaba inspirada en la arquitectura y el urbanismo modernos de la época: Lake Shore Drive (1951) y el Seagram Building (1958) de Mies van der Rohe; Lever Building (1952) de Skidmore, Owings & Merill, o el Edificio ESSO (1963) de Jacques y Pierre Gréber y Lathrop Douglass (ubicado en La Défense de Paris y demolido en 1993).

Tati quiso donar Tativille al Institut des Hautes Études Cinematographiques, pero finalmente fue demolido para construir una autovía estatal.

En esta película, a través de la sátira Tati nos invita a reflexionar sobre los excesos del urbanismo del estilo internacional (movimiento moderno racionalista) y los inconvenientes derivados de sus rígidos planteamientos, una de cuyas consecuencias es una globalización de la arquitectura que hace que todas las grandes ciudades de occidente se parezcan tanto que en ocasiones nos resulte difícil distinguir dónde nos encontramos.

A los arquitectos que entendemos la arquitectura como una respuesta al entorno, que tiene que tener en cuenta la ciudad preexistente y sus formas de construcción, además de dar respuesta a nuestro momento actual, y conjugar todo esto de forma que el resultado se integre aportando algo a la ciudad, el racionalismo extremo del movimiento moderno, reconociendo en muchas ocasiones su belleza, no nos termina de convencer y nos divierte mucho la forma en que Tati ridiculiza muchos de sus aspectos.

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