Al estar concebido para la realidad virtual el diseño debía dejar un hueco a la creatividad, ser un espacio poco común con la capacidad de sorprender y flexible. Entendimos que el espacio debía ser limpio, ordenado y dar sensación de amplitud. La iluminación cobra importancia en este entorno digital cuyo objetivo es trasladar al visitante a otra dimensión. Imaginamos pues paredes blancas combinadas con elementos de madera para enmarcar las zonas de proyección, así como las de pantallas.

De los techos cuelgan formas circulares de color blanco que parecen flotar. No obstante, su función va más allá de lo puramente estético puesto que ocultaran tras de sí los distintos proyectores, altavoces y demás elementos que precisamos colgar del techo. El pavimento es otro aspecto importante del diseño. Lo imaginamos blando, de color gris y con textura para amortiguar los sonidos externos. En el lado derecho una tira de led se envuelve sobre sí misma para marcar el centro desde el cual el visitante puede colocarse sus gafas 3D y trasladarse a esos lugares que observará sin salir de la sala.